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¡Alabado sea Dios
por la madera que se usa para el bien!
Pero maldito sea el ídolo
hecho por manos humanas.
Que les vaya mal
al ídolo y a quien lo hizo:
al ídolo por ser adorado como un dios,
a pesar de que se pudre,
y al hombre por haberlo fabricado.

Dios odia el mal
y también al que lo hace.

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